En 1900, en Misuri, el médico estadounidense William G. Sutherland (1873-1954) se graduó en osteopatía y empezó un estudio sobre la movilidad que podía existir entre los huesos del cráneo. A ello le dedicó más de 20 años de investigación. Tras sus estudios, elaboró un sistema para examinar y tratar los huesos craneales y creó una especialidad conocida como Osteopatía Craneal. Su método, a ojos de la sociedad de aquel tiempo, resultaba algo esotérico, ya que se desconocía su funcionamiento y los resultados parecían ser sobrenaturales y milagrosos, pues no veían una explicación lógica.
En el año 1970, el Dr. John E. Upledger (1932-2012) ayudaba en una intervención quirúrgica de cuello y observó cómo se movía rítmicamente una parte membranosa. Tras consultar con todos sus colegas y todos los estudios relacionados, llegó a la conclusión de que ese elemento membranoso que se movía rítmicamente de adentro hacia afuera (alrededor de 10 ciclos por minuto) era la “duramadre”, que es la hoja externa de las meninges. Con ello concluyó que la presión dentro del saco membranoso dural oscilaba rítmicamente.
Dos años más tarde, el Dr. Upledger dio un seminario en el que explicó la teoría del Dr. Sutherland, mejorando e incorporando algunas técnicas. Esto le llevó a conseguir un gran éxito.
En 1975 se incorporó, como profesor e investigador, al Colegio de Osteopatía de la Universidad de Michigan (Departamento de Biomecánica), encabezando un equipo de médicos, anatomistas, biofísicos, bioingenieros, psicólogos… y empezaron a investigar las primeras bases científicas del Sistema Cráneo Sacral.
Este equipo explicó de manera científica y práctica la función del Sistema Craneosacral y su uso en la evaluación y el tratamiento de disfunciones mal entendidas de la médula espinal y del cerebro.
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